domingo, 9 de agosto de 2009

¿QUE NO ES LA AUTENTICIDAD?
Ante todo, podemos ver que no es autenticidad el automatismo. El automatismo, sea el que sea, por adornado que esté, está ya por definición en oposición con la autenticidad. Automatismo quiere decir que algo está actuando en virtud de un principio de funcionamiento en circuito ce­rrado, es decir que se trata de algo adquirido, algo extraño a uno mismo, aunque esté incorporado a nosotros. Por lo tanto, queda fuera de la noción de autenticidad.
Tampoco es autenticidad, aunque a veces se suele con­fundir con ella, la impulsividad. Esas personas que creen que lo auténtico es dar salida a los impulsos en el momento en que se presentan están en un error. La impulsividad es simplemente la expresión de algo de lo que hay dentro, pero no de lo que es más central, más esencial, sino de un aspecto o de una tendencia desordenada. El impulso tiene una finalidad propia, pero una finalidad que satisface sólo un aspecto de la personalidad. Por lo tanto, tampoco cae den­tro de este sentido más amplio, profundo y completo que queremos exponer al hablar de la autenticidad.
Ni siquiera la sinceridad es lo mismo que la autenticidad. Sinceridad significa que una persona, al expresarse, no en­gaña, que habla de acuerdo con lo que siente, con lo que ve. Pero esto no basta para que la persona sea auténtica.

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